Experiencia de Concha Orvañanos, maestra de Yoga que actualmente da clases en el penal para mujeres:
Desde la primera vez que escuché a Ann hablar del Proyecto Parinamaa de Yoga en Prisiones, algo se movió en mi interior pidiéndome que apoyara esta noble causa. Tener la posibilidad de que las mujeres internas encuentren su libertad interior en un lugar donde para ellas, antes del yoga, no existía tal cosa.
No fue fácil para mí enfrentarme a la realidad de estas mujeres. Sentí su amor, su fuerza y su gratitud, pero también sentí sus miedos y sus tristezas. Al compartir con ellas sus emociones, sentí una complicidad y una empatía que me motivaron para acompañarlas en su transformación hacia su paz interior. Me conmovió ver y sentir la entrega que ofrecen en cada una de sus posturas y en su práctica durante el tiempo que estuvimos juntas. En esas dos horas, ellas se transportaron de su realidad en la prisión, hacia su ser interior respetándose, aceptándose y queriéndose viviendo el aquí y ahora.
Le doy las gracias a la vida por esta oportunidad tan maravillosa de contribuir y acercarme a estas mujeres tan valientes y amorosas. Me siento honrada de que mis palabras y mi cariño las alienten para su crecimiento espiritual.
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